Brasil debate qué hará con los estadios después del Mundial
Los brasileños están preocupados por la viabilidad económica de los costosos escenarios de fútbol una vez finalizado el campeonato del mundo, aunque haya beneficios menos tangibles como un legado de transparencia y sustentabilidad.
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Se puede afirmar con buen margen de seguridad que el próximo día 13 de julio unas 78.000 personas estarán instaladas confortablemente en el estadio Maracaná para presenciar la final de la vigésima edición del Mundial de Fútbol.
Pasada la fiesta, lo que pocos arriesgan a anticipar es como será el futuro de los doce estadios sede de los 64 partidos a partir del 12 de junio, cuando se jugará el encuentro de apertura entre Brasil y Croacia, en el Itaquerao, en Sao Paulo.
Un estudio que preparó la consultora BDO Brazil en exclusiva para Valor mostró un escenario preocupante en relación a la viabilidad económica de los nuevos estadios bajo una perspectiva de bajo crecimiento económico y alto costo para la construcción de los palcos deportivos.
Según el trabajo “Producto Arena”, el costo promedio por butaca de los doce estadios ronda los 13.000 reales, cifra superior a la registrada en los mundiales de Alemania y Sudáfrica, que fue de 7.145 y 8.000 reales, respectivamente.
Para que resulten económicamente viables en los próximos años se necesita que haya una rigurosa planificación estratégica dentro de un modelo de administración que aún no pusieron en marcha la mayoría de los clubes y gobiernos estaduales responsables por los estadios.
De acuerdo con datos del Ministerio de Deportes, las inversiones en construcción, reconstrucción y reforma de los estadios totalizan 8.000 millones de reales, de los cuales 3.900 millones de reales a través de financiamientos. Las obras se proyectaron bajo un concepto de multiuso, con camarotes, áreas diferenciadas, restaurantes, bares y obras viarias y de infraestructura que permitan movilidad en su entorno.
Aunque seis de los futuros estadios (Itaquerao, Beira Rio, Arena Pantanal, Arena da Baixada, Arena das Dunas y Arena da Amazonia) no se terminaron, el precio promedio de los ingresos son más altos de los que se cobran en los estadios tradicionales. Según el estudio de BDO, el ticket promedio de los estadios que se utilizaron durante el Campeonato Brasileño de 2013 (Maracaná, Mineirao, Mané Garrincha, Arena Pernambuco, Fonte Nova y Castelao, además de la Arena del Gremio, que no se utilizará en el Mundial) fue de 41,25 reales ante los 21,70 reales de los estadios tradicionales.
Pedro Daniel, del área de deporte de BDO, afirmó que los precios altos se explican por los servicios agregados, lo que genera un aumento de gastos sin un proporcional crecimiento del público. Entre 2004 y 2013, el ticket promedio del Campeonato Brasileño pasó de 9,41 a 31,07 reales, un alza de 241%. Sin embargo, el aumento más importante tuvo lugar entre 2012 y 2013, cuando el ingreso promedio subió 30%, fruto de la inclusión de nuevos estadios en el circuito.
En el mismo período (2004/2013), el público presente en los estadios en los juegos del Brasileirao creció solo 62%, y el total de espectadores en 2013 fue de 5,7 millones de hinchas, contingente inferior al del campeonato de 2009, en el que asistieron a las canchas 6,8 millones de personas. El público promedio en 2013 fue de 14.955 personas, número 15% superior al registrado en 2012, pero inferior al promedio de años anteriores, como el caso de los campeonatos de 2007, 2008 y 2009.
Daniel atribuyó el crecimiento del año pasado a una demanda reprimida en capitales que no estaban habituadas a recibir grandes juegos. Fue el caso de la Arena Mané Garrincha, en Brasilia, en el partido de apertura entre Santos y Flamengo, que recibió 64.000 personas, lo que proporcionó un record de recaudación de 6,94 millones de reales.
En todo el campeonato, los seis estadios fueron responsables por las siete ocasiones en las que se juntó más público. La excepción fue el Morumbi, con tres partidos.