Ministro Briones y el 10%: "Quién es uno para juzgar las necesidades de las personas, pero eso tiene consecuencia en las pensiones"
El ministro de Hacienda conoce desde hace 4 años al mecánico Marcos Molina, a quien visita cada cierto tiempo para hacer las mantenciones de su Vespa. Los reunimos a ambos en el taller, ahí conversaron sobre las pensiones, el futuro, la política, y las motos. Este es el resultado de esas horas.
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Jueves 7pm. Av Quilín, Macul. El ministro de Hacienda Ignacio Briones se baja de su Vespa naranja. Se saca la chaqueta de protección, el casco y los guarda en el asiento. Debajo viste un impecable traje, corbata y calcetines a rayas, camisa de lino, zapatos café claros. Trae su clásico bolso de cuero. Saluda con el puño a Marcos Molina, dueño del taller mecánico Molimotos.
-Hola Ignacio, cómo estai- dice Molina. No veniai desde antes de la pandemia.
-Pero fuiste a mi casa- responde el titular de las finanzas.
-MM: Fui a buscarte la primera moto allá al ministerio, cuando te trajiste el tapabarros.
"De veras", asevera Briones. "Tenía otra moto, la Vespa negra con frenos ABS, y la vendí siendo ministro porque ahora ando menos en moto. Esta naranja es la que tengo desde siempre", explica.
Mientras camina hacia el exterior del taller, el economista se saca la mascarilla negra con letras bordadas en lengua sumeria -la más antigua del planeta- que mandó a hacer con el significado de "libertad". Cuenta que conoció a Molina hace más de 4 años. El link lo hizo el director ejecutivo de Horizontal Sebastián Izquierdo, motoquero también, que en ese entonces coincidía con Briones en la UAI. Desde entonces, relata el mecánico, al menos tres veces al año, le revisa la moto al hoy ministro.
Se sientan en una banca de madera, la misma donde el economista se instala con su kindle cada vez que le hacen las mantenciones. Briones comenta que el día estuvo "fome", poco movido.
-Ministro, lo retaron el lunes cuando le bajó el perfil a las cifras del Imacec? La Moneda, me imagino, lo único que quiere es dar buenas noticias...
-IB: No, la verdad es que nunca me han retado. Lo del Imacec es una buena noticia tener un número positivo, yo partí por ahí, pero no es para saltar en una pata porque es una cifra de crecimiento chiquitito y uno tiene que ser súper honesto, no saca nada con celebrar como si acá hubiera un cambio rotundo y definitivo, donde las incertidumbres se acabaran, en circunstancias en que sabemos que tenemos que seguir pedaleando con mucha fuerza para levantarnos.
-¿Tampoco lo retaron cuando dijo que Ponce Lerou en EEUU estaría preso?
-IB: No. Yo en general funciono con bastante independencia. Hay un equipo, un comité político y actuamos de forma coordinada, pero uno tiene grados de autonomía, y yo trato de ejercerlos.
Molina se para a revisar el aceite de la Vespa y lo recarga, le dice que cree que tiene una pérdida. El ministro cuenta que llegó a las motos por accidente, que su familia no era motoquera -aunque su papá hoy también se mueve en una Vespa- y que fue un amigo el que se la vendió en 2010 cuando trabajaba como coordinador de finanzas internacionales de Hacienda en el gobierno de SP1. "Yo vivía en Pedro de Valdivia Norte, estaba chato de los tacos, me iba en Metro en general, y descubrí que en moto me demoraba 10 minutos a la oficina, y no la solté más", dice.
-MM: Andar en moto es otra cosa...
-IB: Ahora cada vez que puedo escaparme en moto al ministerio, lo hago, sobre todo los fines de semana cuando tengo que trabajar. A los escoltas no les gusta mucho.
-Claro, si ya los asaltaron en una bomba de bencina...
-IB: Ellos no andan conmigo en el auto atrás, por eso se asustan (ríe). Me esperan donde tengo que llegar. Es un momento de libertad.
-¿Y por qué una Vespa?
-IB: Es ágil, rápida, liviana, no falla. Y además es bonita.
-MM: Y económica (...) Un día me llamaste que estaba en pana, no me parte la moto, ¿qué pasa? Fui a tu casa y te faltaba un perno.
-IB: Me las di de mecánico, tenía una batería nueva y le estaba haciendo contacto sin el perno. Soy negado para eso.
El ministro cuenta que una vez tuvo un accidente: "Me caí torpemente en una línea recta, tratando de agarrar un regalo que se me voló. Por eso uno tiene que ir ultra concentrado imaginando tres movidas posibles de los autos que van adelante".
Marcos le ofrece una bebida helada que tiene en un refrigerador. De vuelta le comenta: "El IFE me llegó. Lo aprovechamos".
-IB: ¿Cómo funcionó?
-MM: Bien. El 10% también ayudó harto, me compré esas Burgman, esas Falcon y otras cosas por ahí. Así que gracias.
-IB: Eso no me lo agradezcas a mí.
-El ministro fue el rostro de esa derrota para el gobierno...
-MM: (Ríe) Si sé, no estaba muy contento.
-IB: Nada. Obviamente hay gente que necesitaba el 10%. No es el tema de discusión. Quién es uno para juzgar las necesidades de las personas al momento de sacar su retiro. Lo único que decimos es que eso tiene consecuencia en las pensiones.
-MM: En algún minuto eso se tiene que pagar.
-IB: Obvio, si la plata de las pensiones no sale de Marte.
-Ministro, ¿lo desilusiona que durante su mandato se hayan aprobado los dos retiros?
-IB: No es algo grato, pero la verdad es que hay que entender que el año pasado fue bien inédito. Por eso siempre digo, esta crisis ha sido pura demanda de inmediatez: más sentimientos y emociones que racionalidad. Y es entendible en cierto aspecto. Eso ha permeado mucho a la política, que se hace eco de esos sentires y los intermedia a su favor... lo que se llama muchas veces populismo. Entonces uno toma medidas hoy cuyos costos sabemos que van a ocurrir, pero quien las toma no le importa porque no va estar después para pagar esos platos rotos.
-La actividad económica se reactivó con esos fondos.
-IB: Pero la reactivación de la economía es transitoria. Son US$ 30 mil millones que están inyectados en la economía, lo que tiene un efecto reactivador pero súper de corto plazo. Es un efecto de consumo. El crecimiento tiene que ver con cosas permanentes, estructurales, que es el desafío que tenemos por delante. Si no, sería cosa de sacar el 100% de los retiros y volaríamos como economía o emitir deuda para meterle plata a la economía y eso sería como magia. Entonces, no es grato, pero hay otras satisfacciones: cuando tengo el tiempo de juntarme con empresarios, emprendedores como Marcos que te dicen: 'Oye, yo sin el Fogape hubiera muerto, o sin la Ley de Protección al Empleo hubiera tenido que despedir a mis empleados'. O 'sin el Bono Clase Media', o sin el préstamo, o sin el IFE incluso. Todo eso es gratificante porque como equipo nos hemos sacado la mugre. Son todas medidas que se han construido sobre la marcha, no existían, contra el tiempo. ¿Sacaste el Fogape?
-MM: Sí. Verdad que tú me llamaste un día para preguntarme. Para mí fue espectacular que me llame, desde allá. Lo consideré como un amigo. De hecho me dijiste 'pregúntame cualquier cosa, te puedo ayudar'.
-IB: Después te llamé para contarte que estaba el de clase media, ¿lo sacaste también?
-MM: Sí, lo saqué. Estoy súper bien, anda harta moto en la calle. No da el tiempo, y a mí me gusta descansar también.
-Marcos, ¿votó por Piñera?
-MM: No.
-IB: Yo nunca le he preguntado por quién votó, primera vez que me entero. Traidor (bromea)...
-MM: Pero votaré por ti, tranquilo.
-Para eso tiene que ser candidato. Su nombre ha sonado como presidenciable de Evopoli, ¿se lo han propuesto?
-IB: No, no me han propuesto. Se rumorean nombres, y corren cosas por ahí, pero yo estoy concentrado en el Ministerio de Hacienda. Tenemos un enero movido, hartos proyectos importantes además: ley anti abusos en el mercado financiero, cambios de fondo, el nuevo Fogape reactiva... Vas a poder pedirlo de nuevo Marcos. Está bueno...
-¿Le quedó gustando la política?
-IB: Siempre me ha gustado la política con P mayúscula: las ideas, las políticas públicas. Y más entrado a terreno, me ha tocado un año especial, con mucha presencia en el Congreso -hemos aprobado 28 proyectos de ley-. Ha sido difícil con la pandemia porque por Zoom no es lo mismo.
-Independiente del Zoom su luna de miel con el Parlamento se acabó hace rato...
-IB: ¿Qué luna de miel? Eso es puro cuento.
-Cuando llegó, la oposición hablaba de que usted era un ministro dialogante y eso cambió cuando empezaron a pedir las lucas para la pandemia.
-IB: Se inventan tantas cosas. La lógica de los acuerdos no ha parado, es la única forma de avanzar y yo creo profundamente en ella. Uno a veces tiene más o menos roces. Pero busca alguna vez que yo haya personalizado un debate, nunca. Varios se han atravesado conmigo, pero yo no he picado.
-¿No pica nunca, en la casa o con sus amigos, tampoco?
-IB: No. O sea uno de repente se chorea, pero en política creo que es clave no picar porque yo creo mucho en el diálogo. En cambio, cuando entras a las descalificaciones personales, no hay por dónde.
-¿Esa es la política que hay en este momento en el Congreso?
-IB: Hay bastante de eso. Me han insultado y puesto todo tipo de adjetivos, pero no entran en mi chip. Uno entrega sus argumentos, a veces le va bien y otras mal, pero son las reglas de la democracia. Lo que no es aceptable es cuando esas políticas se saltan las reglas del juego, porque las reglas son básicas en toda nuestra interacción: en nuestra casa, con nuestros amigos, el colegio, tu empresa. Por eso es que hemos sido tan claros en estas iniciativas de este parlamentarismo de facto -que no acuñamos nosotros el término, entiendo que fue el senador Quintana-. En un régimen presidencial uno tiene que respetar las prorrogativas del Presidente, que hoy es Sebastián Piñera de acuerdo a la Constitución que tenemos, y no estar haciendo atajos constitucionales para invadir las atribuciones de un poder.
-Esto de haber llevado al TC el segundo retiro fue una jugada suya, ¿lo ve como un éxito?
-IB: Como un éxito sí, pero soy parte de un equipo. El Presidente jugó un rol muy importante.
-Esta semana usted dijo que otra vez irá al TC con el proyecto de rentas vitalicias. ¿Le quedo gustando?
-IB: No es que me quedó gustando, de hecho, no es grato tener que ir a defender las reglas cuando otros tratan de traspasarlas.
-Cuando habló de populismo, ¿cree que alguno de los precandidatos presidenciales en lista hoy en Chile está en esa línea?
-IB: Prefiero no personificarlo, pero evidentemente en Chile como en el mundo hay una penetración del populismo, del facilismo, del cortoplacismo que es finamente prometer el paraíso de la noche a la mañana, cuando sabemos que esas promesas solo significan un camino al infierno. La seriedad, independiente del color político, implica reconocer que los cambios son siempre graduales. Que el reformismo puede ser muy decidido pero gradual. Y quien quiera que diga que puede saltarse 20 pueblos de una y ofrecer la maravilla sobre la tierra está mintiendo y vendiendo humo.
-¿Qué gallitos ha tenido con el Presidente?
-IB: Ninguno. Me he sentido muy cómodo con él siempre.
-Sebastián Edwards decía que usted era el ministro de Hacienda con más autonomía en un Gobierno de Sebastián Piñera. O sea es usted el dueño de la billetera finalmente.
-IB: No me gustan las calificaciones, pero el ministro de Hacienda soy yo. Ahora, no me mando solo en términos de decidir si vamos a endeudarnos 30 mil millones o 13 mil. Uno tiene una conversación como Gobierno, decide prioridades de gastos. Naturalmente en esas cosas el Presidente es la primera autoridad del país pero en el día a día me muevo con bastante autonomía.
-¿Se ha sentido solo desde que salió Blumel? En La Moneda algunos dicen que usted como que se desinfló.
-IB: Al contrario, me inflé. He trabajado mucho más que antes.
-Pero hacían mucha dupla, estaban juntos incluso para hacer llamadas en la oficina, negociar, son amigos...
-IB: Sí, lo he echado de menos. Nos conocimos cuando él coordinaba el programa de gobierno del Presidente Piñera, y yo de Felipe Kast. Siempre nos hemos tenido mucho aprecio y esa amistad de profundizó en el Gobierno porque hicimos muchas cosas juntas y se crearon lealtades profundas. Pero sigo con mucho entusiasmo, ganas, cero desinfle por mi lado. Me entusiasma lo que hago, estoy consciente de la responsabilidad.
-En estos 7 cambios de gabinete, ¿ha pensado alguna vez salir?
-IB: No, pero no depende de mí.
-¿Qué le parecen los ministros que renunciaron para ser candidatos? Desbordes y Sichel (de BancoEstado) primero, esta semana Cristián Monckeberg y Antonio Walker. ¿Están dejando solo al Presidente?
-IB: Es parte de la política. Es una competencia por el poder y eso todos lo entienden. Son cosas conversadas internamente con el Presidente, no es que lo abandonen.
-¿Cómo ve su vida post Teatinos?
-IB: No me he preocupado aún de esa parte. En mi vida no he sido muy estratégico para los cargos que he tenido, he delineado las cosas que me gustan y van ocurriendo.
-¿Siempre tuvo el sueño que alguien lo llamara para ser ministro de Hacienda?
-IB: Es una aspiración que uno tiene, he trabajado en políticas públicas, fui embajador en la OCDE... Y lo he disfrutado. Es una experiencia increíble, con equipos increíbles, con toma de decisiones muy rápidas, que uno tiene que jugársela, con liderazgo. Tenemos una forma de trabajo bien atípica para lo que ha sido el ministerio: mi oficina es de puerta abierta, todo pasa ahí, hemos pasado fines de semana completos con pizza trabajando los proyectos de ley.