El Bitcoin maduró y ya se ubica en el radar de family offices y empresarios locales
En 2018 rozó los US$ 3.000; esta semana se acercó rápidamente a los US$ 30.000. Esta escalada, entre otros factores, está convenciendo cada vez más a clientes de alto patrimonio a refugiarse en este activo digital.
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Como ningún banco en Chile le reconocía como parte de su patrimonio sus criptomonedas, Rafael Meruane, cofundador de Cryptomarket, una de las plataformas de transacción en Chile de este tipo de activos, llegó a Nexo, un banco digital suizo de criptos. Allí consiguió el dinero, puso como garantía parte de sus bitcoins, y la casa en su parcela en Tongoy está en obras.
A pesar de los documentales, artículos, denuncias de estafa y un sinfín de cosas en contra, las criptomonedas han inundado mercados desarrollados. De pasada, han hecho ricos a varios.
En 2017, cuando todos hablaban del bitcoin, el furor hizo que el activo llegara a costar casi US$ 20 mil, luego se desplomó hasta los US$ 3 mil. No todos le tuvieron fe, y varios se salieron. Pero no todos.
El miércoles pasado, esta divisa se acercó a los US$ 30 mil.
Según modelaciones, y entendiendo que el último ciclo que reduce a la mitad el ritmo de producción de bitcoin, y que sirve para ordenar la oferta de este activo, conocido como halvings, ocurrió en mayo de este año, en un próximo periodo de furor este activo digital podría llegar a los US$ 180 mil, explica Joel Vainstein, creador de la plataforma de trading Orionx.
El rally lo podría explicar la madurez de esta industria. Primero, entre su creación en 2009 y aproximadamente 2016, fueron pequeños inversionistas los que partieron comprando criptomonedas. Casi como por probar, por subirse a la moda, por ver qué pasaba.
Luego, la segunda etapa que comenzó fuerte en 2016, fue con empresarios poniendo parte de la caja de sus compañías en cripto, tal como se invierte en dólares u otros activos refugios, lo mismo que family offices. La tercera etapa será apostar la plata de terceros a este activo y a su rentabilidad, y que en 2020 marcó un punto de inflexión.
En el mundo desarrollado, ya están en la tercera etapa, con gigantes de Wall Street recomendando invertir, o incluso con un ETF que sigue el valor del bitcoin. Solo este año, la gigante financiera que transa en el Nasdaq, Microstrategy, anunció que parte de su caja está en bitcoins, y Square, del fundador de Twitter, Jack Dorsey, añadió US$ 50 millones a la caja de la firma.
Pero en Chile, como con casi toda innovación financiera fuera de la caja, recién estamos pasando a la segunda etapa, donde clientes de alto patrimonio o family offices están apostando a este activo. Lo mismo con empresas de tamaño medio.
En Buda, por ejemplo, otro de los grandes del trading de esta moneda, este año cerrarán con alrededor de 100 cuentas creadas en la plataforma por empresas para manejar sus inversiones o caja, en parte, con bitcoins. Hace tres años, eran sólo cinco firmas, cuenta Guillermo Torrealba, el CEO. “El pronóstico para el próximo año es que sean 500”, proyecta.
En todo caso, esos 100 siguen siendo pocos respecto a los 80 mil clientes personas naturales que suma Buda que mueven criptos. Pero la tendencia es claramente al alza.
Aunque cuesta mucho dar con nombres de inversionistas de alto patrimonio o empresas que hayan entrado a este mercado y apuesten parte de sus recursos en una criptomoneda, hay algunas que aceptaron decirlo en público.
Por ejemplo, el reconocido cirujano plástico Pedro Vidal cuenta que en Clínica La Parva -él es uno de los propietarios- decidieron abrir una cuenta de bitcoin para recibir pagos en dicho activo. En enero, confidencia, harán la primera intervención que se pagará con bitcoins.
“Al principio, algunos de los médicos no entendían bien de qué se trataba, pero cuando nos explicaron nos hizo todo el sentido del mundo”, dice.
También el inversionista de proyectos de energías renovables, Cristián Arévalo, tiene parte de su patrimonio en bitcoins. Mientras que una de las empresas que se creó cuenta es Puntopagos, de Danton Viñales, el mismo fundador de Puntoticket.
En el mercado se menciona también que Drake, del empresario Nicolás Ibáñez, tiene parte de sus inversiones financieras en criptos.
Así como los clientes de alto patrimonio, family offices y empresas van al alza en esta segunda vuelta del bitcoin, también han aumentado fuerte los montos transados. Movimientos de más de US$ 100 mil en una sola transacción hoy son usuales; antes ni pensar en una cantidad similar.
Se estima que, solo en 2020, se movieron cerca de US$ 1.000 millones en criptomonedas en Chile.
Esta madurez se está dando con fuerza en el nicho de los family offices. Por ejemplo, en el multifamily office Laroch Capital, de Joel Vainstein y Eric Van Belle, incluyeron como parte de sus recomendaciones a sus cerca de 50 clientes destinar entre 1% y 3% de su cartera en bitcoins o productos de criptomonedas.
“Le advertimos que es un activo de alto riesgo, por eso recomendamos tener poco de la cartera total, pero muchos siguen el consejo e incluso ponen un poco más”, cuenta Vainstein.
En Chile no existe ningún tipo de regulación para las criptomonedas. En su última recomendación normativa, la Comisión para el Mercado Financiero dejó expresamente fuera a las cripto de la Ley Fintech y le pasó la pelota al Banco Central para que, de ser necesario, regulara este mercado. Hasta hoy, no hay novedades.