"Succession" puede marcar el final de la era de la extravagancia televisiva
La producción masiva de series tuvo un abrupto final el año pasado coincidiendo con el inicio de las subidas de tipos de la Reserva Federal de Estados Unidos.
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La semana pasada, el reparto y los ejecutivos de la exitosa serieSuccession de HBOse reunieron en una lujosa fiesta para celebrar elestreno de la última temporada.En el Lincoln Center de Manhattan, el reparto bailó al ritmo deCall Me Maybe, de Carly Rae Jepsen, mientras los invitados tomaban un cóctel de whisky personalizado llamado "F*CK OFF", en referencia al cascarrabias deLogan Roy.
Es un momento triunfal para la empresa matrizWarner Bros Discovery, que durante el último año ha estado sumida en unadolorosa campaña de recorte de gastos.La nueva temporada ha recibidocríticas elogiosas, y que el primer episodio congregó a 2,3 millones de telespectadores, el dato de audiencia más alto de la serie.
Pero el final deSuccessionpuede ser también elcolofón a una época extraordinaria de Hollywood: el fenómeno conocido como"peak TV", una era inextricablemente ligada a la economía y el sistema financiero de Estados Unidos.
Successionse estrenó hace cinco años, una época en la que la política monetaria laxa y la subida de las bolsasfavorecieron un flujo de dinero sin precedentes hacia Hollywood. Con Wall Street animándoles, los mayores estudios de EEUUinvirtieron decenas de miles de millones de dólares en la producción de nuevas series y películas, en una carrera por conseguir suscriptores a losservicios destreaming. Eran días felices para cualquier idea de un guion medianamente decente, y permitieron a los consumidores disfrutar de más televisión que nunca a una fracción del coste de la televisión tradicional.
Esa extravagancia tuvo unfinal brusco el año pasado, aparentemente en paralelo con el inicio de la racha más agresiva desubidas de tipos de la Reserva Federalde EEUU en décadas. El 16 de marzo, la Fed elevó su tipo de interés de referencia en un cuarto de punto porcentual, dando inicio a una serie de subidas. Un mes después,Netflix reveló que había perdido clientes por primera vez en más de una década, lo que provocó una drástica caída de las valoraciones bursátiles de las mayores empresas de entretenimiento del mundo.
Tras varios años de inundar a la audiencia con más televisión de la que podía ver,el entusiasmo de Hollywood ha sido sustituido por la austeridad, incluso la timidez.Todos los grandes grupos de medios de comunicación están frenando el crecimiento de su gasto.Se están cancelando programas, algunos de ellos en producción.
John Landgraf, el veterano ejecutivo de la televisión queacuñó el término "peak TV", señaló en enero que esperaba queel número de programas estadounidenses guionizados cayera entre un 20% y un 30% este año, lo que lo devolvería a los niveles de 2015-16.
Esto ya ha quedado patente en los dos primeros meses del año. En enero y febrero se encargaron 452 programas de televisión en EEUU, un 23% menos que en el mismo periodo del año anterior, según datos de Ampere.
En este sentido,el ajuste monetario de la Fed se ha filtradodesde los responsables de la política económica en Washington hasta las estrellas de Hollywood y los estadounidenses en el sofá de sus casas. "Si no existieran esos efectos macro los servicios destreamingprobablemente seguirían gastando cada vez más", afirma Tom Harrington, analista de Enders.
Para los consumidores, esto significa quepagaremos más dinero por menos contenidosa medida que los servicios destreamingsuban sus precios. La avalancha de programas de los últimos años nos la ofrecieron aprecios subvencionadosunas plataformas destreamingque registraban pérdidas récord.
Warner ha sido una de las empresas más agresivas de la industria a la hora de reducir costos, y su CEO,David Zaslav, aspira a obtener un margen de beneficio a largo plazo superior al 20%.
Un exCEO de un gran estudio apunta: "Los dioses de las finanzas han vuelto a casa para quedarse. No hacía falta un doctorado en economía para comprender que, al final, no se podía tener un flujo de caja negativo, gastar todo ese dinero y que el mercado siguiera recompensándote".
Pero aún no se ha asentado el polvo. Y"peak TV" nunca significó necesariamente una mejor televisión.De hecho, cuando Landgraf habló de "peak TV" en 2015, estaba lanzando una advertencia:"Sencillamente hay demasiada televisión".
Tal vez el peor aspecto de esta nueva era para elstreamingsea laimpaciencia con los programas que no atraen instantáneamente audiencia o aclamaciones.Algunos se cancelan antes de estrenarse, incluso los que van acompañados de grandes nombres. Es el caso deDemimonde, una serie de ciencia ficción deJJ Abrams, el creador dePerdidos, queHBO Max archivó el verano pasado.
Successiontuvo un comienzo lento. Cuando se estrenó en 2018, las críticas del primer par de episodios fueron más bien negativas. En la fiesta de estreno en Nueva York en mayo de ese año, no estaba claro si el programa, que más tarde ganaría más de una docena de premios Emmy, tendría una segunda temporada, según fuentes conocedoras de la situación. HBO siguió adelante. ¿Imagina que no lo hubiera hecho?