Esta semana ha marcado un momento crucial en la geopolítica mundial, con laentrada en vigor de un embargo europeo y el tope al precio del crudo ruso impuesto por el G-7.
Rusia, ante la humillación de que las potencias occidentales dictaran el precioque obtiene por su petróleo,amenazó con interrumpir las exportacionesa cualquier país que cumpliera el tope del precio. En cuestión de horas, los trastornos en el suministro se hicieron visibles alacumularse los petroleros en el estrecho del Bósforo.
Todo estodebería haber provocado una fuerte subida de los precios del petróleo, sobre todo pocas semanas después de que laOPEP+sorprendiera al mercado anunciandonuevos y fuertes recortes del suministro. Sin embargo, el jueves, el barril deBrent, la referencia internacional del petróleo, tocó unnuevo mínimo anual en US$ 76,15. ¿Qué está ocurriendo?
El suministro ruso sigue siendo robusto
La prohibición europea de importar crudo de Rusia, el mayor exportador de petróleo del mundo, es una auténtica sanción que pretende obligar a Moscú a desviar sus suministros yponer fin a la fea imagen de que los aliados de una Ucrania devastada por la guerra canalicen petrodólares al presidente Vladimir Putin.
Pero el plan del G7 de topar los precios pretende quitar hierro al asunto.
Cuando la UE anunció que impondríasanciones a cualquier petrolero que transportara crudo ruso, incluso con destino a Asia, en algunas capitales occidentalesse temió que las medidas provocaran un desplome de las exportaciones rusas y una subida de los precios del petróleo. Los políticos occidentales sufrirían las consecuencias de una mayor inflación. Putin ganaría más dinero con el petróleo.
El techo, sin embargo,pretende evitar que el precio del petróleo ruso y los costes del petróleo se disparen.También se han relajado otras medidas vinculadas al tope del precio, lo que da a los operadores cierta seguridad de que los flujos se mantendrán prácticamente intactos.
Por ejemplo, EEUU convenció a la UE de que suprimiera una cláusula de sus sanciones que habría prohibido a los buques recibir servicios marítimos europeos de forma indefinida si incumplían el tope. El castigo se ha reducido a una prohibición de 90 días.
El tope, fijado en US$ 60 por barril, se diseñó "paragarantizar que un aumento brusco del precio no se utilice para dividir a la alianza y debilitar la capacidad de apoyo a Ucrania[y] para garantizar queno exista la posibilidad de aumentar los ingresos del agresorpara que continúe pagando la agresión", ha señalado Amos Hochstein, asesor principal de energía del presidente estadounidense Joe Biden.
Rusia se ha negado a negociar con cualquier comprador que desee aplicar el tope, pero los funcionarios occidentales afirman queel nivel de US$ 60 sigue ayudando a las refinerías asiáticas a negociar precios más bajos.
"El suministro ruso al mercado sigue siendo tan elevado como en cualquier otro momento del año", asegura Florian Thaler, responsable de OilX, que sigue los movimientos mundiales del petróleo. Cualquier caída no sería visible hasta finales del primer trimestre de 2023, añade.
Los profundos recortes de la OPEP+ no lo son tanto
En octubre, cuando Arabia Saudita, Rusia y otros aliados de la OPEP+ anunciaron unrecorte de 2 millones de barriles diarios en las cuotas de producción, lo que sobre el papel equivale a cerca del 2% de la oferta mundial, la reacción de Occidente no se hizo esperar. La Casa Blanca sugirió que Riad se ponía del lado de Rusia en una guerra energética mundial. LaAgencia Internacional de la Energíaacusó al grupo de poner en peligro la economía mundial.
Pero aunque la inflación provocada por la energía sigue siendo un problema en las economías occidentales, las últimas cinco semanas sugieren queel movimiento de la OPEP+ fue relativamente astuto.
Los precios del petróleo no se han disparado, sino que han bajado, lo que da pábulo al argumento del ministro saudí de Energía, el príncipeAbdulaziz bin Salman, de que,ante el debilitamiento de la economía mundial, eran necesarios recortes preventivos para frenar una fuerte caída del mercado. La OPEP+ mantuvo los objetivos de producción en su reunión del pasado domingo.
Los recortes reales efectuados por la OPEP+ también han sidomenores de la cifra anunciada en Viena, en parte porque algunos productores, como Angola y Nigeria, ya teníandificultades para cumplir sus cuotas.Según los analistas, en lugar de 2 millones de barriles diarios,el total se acerca más a 1 millón de barriles diarios, lo que sigue siendo considerable, perono suficiente para ahuyentar a los bajistas del petróleo.
El temor por la demanda se impone a la preocupación por el suministro
Tras meses de inquietud por las interrupciones del suministro, los operadores se centran ahora en eltemor a una recesión mundial, a medida que se extienden las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania y la guerra energética contra la UE, y los bancos centrales se apresuran asubir los tipos de interés para controlar una inflación galopante.
Los bancos de Wall Street han emitido perspectivas económicas cautelosas para 2023. "Cuando hablo con los clientes, me parecenextremadamente cautos", afirmó esta semanaDavid Solomon, el consejero delegado deGoldman Sachs. "Muchos CEO observan los datos y se mantienen a la espera de ver qué pasa".
El sentimiento bajista es visible en elcambio del mercado del petróleo del backwardation-una estructura de mercado en la que los precios al contado son más altos que el precio de los contratos para la entrega del petróleo en unos meses-a su opuesto, el contango.
Este cambio sugiere quelos operadores perciben un exceso de suministro en el mercado, y a veces se considera un indicador de lasexpectativas de una inminente desaceleración económica.
Las mayores preocupaciones del mercado del petróleo se centran enChina y EEUU, los dos mayores consumidores de energía del mundo. Según la AIE, el consumo total de petróleo de China este año será inferior al de 2021, lo que supone su primera contracción anual en lo que va de siglo.
Si bien la economía estadounidense puede eludir la recesión, la sed de gasolina de sus consumidores también parece haber tocado techo. El consumo para esta época del año sólo ha sido tan bajo en una ocasión en las dos últimas décadas: en 2020, a causa de la pandemia de coronavirus. La demanda total de petróleo en EEUU aún no ha alcanzado el nivel anterior al Covid.
Pero los precios aún podrían repuntar
Los bajistas del mercado del petróleo creen que todo esto apunta a un retroceso cíclico duradero de los precios. Pero losalcistasestán desconcertados. Sostienen quelos años de baja inversión en suministro acabarán por alcanzar al mercado si la demanda sigue aumentando, aunque sea de forma modesta. Otro riesgo es ellento crecimiento de la producción de shale en EEUU. Según algunos analistas, es posible queel descenso del suministro ruso no se evidencie hasta el año que viene.Y ladébil demanda china no durará mucho.
"Básicamente, estamos pasando de un crecimiento cero de la demanda de energía en 2022 [en China] a una demanda de energía equivalente a unos 3 millones de b/d en todos los combustibles el año que viene", señala Dan Klein, de S&P Global Commodity Insights. "Vamos a ver mucha más demanda energética china en el futuro".
Mientras tanto,el Gobierno estadounidense está poniendo fin a meses de venta de petróleo de sus reservas de emergencia, y planea empezar areponerlas si los precios del crudo estadounidense caen a US$ 70 el barril.El crudoWest Texas Intermediatecotizaba el jueves a US$ 71,46.
"Un vendedor de 200 millones de barriles en 2022 se convertiría en uno de los mayores compradores de petróleo en 2023", explica Bill Smead, presidente de Smead Capital Management, refiriéndose al volumen de petróleo de emergencia liberado este año. "La historia diría que nos esperan años de precios más altos del petróleo y el gas".