Contexto
Bárbara Schwerter Eckholt, VP Productos Scotiabank Chile
Bárbara Schwerter Eckholt, VP Productos Scotiabank Chile
El contexto es, literalmente, lo que "acompaña" al texto. Esta simple connotación expresa bien la relación entre entorno y lo que somos o hacemos. Por cierto no elegimos dónde nacemos ni crecemos, pero sí somos protagonistas, en mayor o menor medida, de elegir dónde nos quedamos, hacia dónde nos movemos y cómo operamos e influimos en distintos entornos.
Desde octubre de 2019 y hasta la fecha, nuestro contexto como país se ha visto sacudido luego del estallido social y la pandemia. La situación laboral y económica de millones de chilenos ha sido profundamente impactada: según la edición 2020 de la Encuesta Nacional Bicentenario, desarrollada anualmente por la Universidad Católica de Chile, el 52% de los hogares en Chile ha perdido ingresos con la pandemia y un 33% de los consultados asegura que ha perdido todo o casi todo el ingreso que solía percibir. Y ni siquiera hemos puesto en la ecuación los impactos sobre la salud mental.
Sin pretender simplificar la realidad, cifras como las anteriores revelan la vulnerabilidad de muchos dentro de nuestro sistema y la urgencia de tomar medidas. Muchas de ellas no dependen sólo de los Estados ni de los gobiernos de turno, sino también de un cambio cultural colectivo y de un cambio de mentalidad individual.
Un ejemplo, es la equidad de género. Está comprobado que avanzar en ese camino tiene grandes beneficios para todos y cómo la prosperidad está en directa correlación con aquello. A través de indicadores provistos por organizaciones como el Banco Mundial, el libro "Equality for Women = Prosperity for All" muestra cómo la igualdad de género determina la solidez de las economías, la fortaleza de las democracias y la estabilidad de las sociedades. En suma, explica cómo la participación de la mujer determina los contextos y el bienestar de niños, familias y naciones.
Lo ocurrido en los últimos meses nos ha obligado a adaptarnos, a reinventarnos constantemente, mientras sorteamos desafíos personales, familiares y profesionales. Así, hemos dado pasos que, en otras circunstancias, habríamos tardado años: superamos la prueba que nos impuso el trabajo a distancia, el cual bien implementado ha demostrado productividad y satisfacción para trabajadores, empresas y clientes; se han generado avances sin precedentes en la digitalización de las empresas y hemos experimentado el crecimiento exponencial en el comercio electrónico nacional junto a una proliferación de aplicaciones web y plataformas digitales que buscan facilitar la masificación y accesibilidad de servicios a distancia; asimismo se han desplegado de manera colaborativa variados portales web que ofrecen recursos digitales para ser consumidos de manera gratuita, aportando valor a muchos.
Estos son sólo algunos ejemplos que conectan con nuestra tremenda capacidad no sólo de adaptarnos, como individuos y en comunidad, sino también de reinventarnos y colaborar para aportar a nuestro contexto social. Las mujeres hemos jugado un rol fundamental en ello, y para seguir haciéndolo es clave promover reformas que faciliten la igualdad de género en la vida diaria, favorezcan la participación de hombres y mujeres en la fuerza laboral, promuevan la desaparición de brechas y potencie la inclusión en todo ámbito. Es una oportunidad que no podemos –ni debemos– dejar pasar.
Y mientras avanzamos en esta senda, que permitirá mejorar nuestro "con-texto" como sociedad, podemos además como civiles, atrevernos a intervenir o cambiar nuestros entornos particulares, moviéndonos hacia dónde creamos poder desplegar mejor nuestro "texto"... movilizar de mejor forma nuestros talentos y nos sintamos en mayor sintonía con nuestros valores y motivaciones. ¡Vale la pena atreverse! Somos en contexto.