Araucanía: el compromiso no puede flaquear
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Entonces ocurrió la dolorosa muerte de Camilo Catrillanca, y el foco de la discusión sobre La Araucanía inevitablemente pasó del desarrollo regional, al proceder ilegal de Carabineros, precisamente una de las instituciones del Estado que debería ser parte de la solución en este conflicto y no del problema. La posterior salida del General Director y de 10 generales del alto mando, una medida inédita desde el retorno de la democracia, y la tormenta política que provocó, cerraron la semana con una nota amarga.
En este contexto, es normal que la ambiciosa agenda del gobierno en La Araucanía entre en una “pausa”, como comentó el ministro de Desarrollo Social a una radio el pasado jueves. Seguir adelante sin más sería creer que los hechos relatados aquí no tienen efectos. Sin embargo, el propio ministro señaló a Diario Financiero que, pese a ello, “la decisión del Presidente (Piñera) es total de mantener La Araucanía como una prioridad y no hacerle el quite como lo hacen tantos políticos respecto de problemas difíciles”.
Se trata de un compromiso político de primer orden, pero es al mismo tiempo la única actitud responsable —y la única mirada de Estado— que puede adoptar la autoridad si, como sus acciones hasta ahora indican, efectivamente aspira iniciar el camino de salida a este conflicto.