El complejo desafío de China
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El problema es que los niveles de deuda siguen creciendo, y el déficit fiscal que el FMI estima para este año es de un 4,4% del PIB, un récord. La deuda pública prácticamente se duplicó en los últimos 10 años, de un 27% del PIB en 2008 a un 50% el año pasado. El país tampoco tiene ya el enorme superávit externo que registraba hace una década, cercano a un 10% del PIB, estimándose para este año una cifra cercana a 0,7%. No se trata de cifras que apunten a una crisis inminente (las tasas de ahorro e inversión siguen siendo muy altas), pero que sumadas a los efectos de la guerra comercial parecen preocupantes.
A lo anterior se añade el grave problema demográfico, con un envejecimiento muy acelerado de la población, consecuencia de la política del hijo único, cuyos efectos iniciales fueron muy positivos en términos de crecimiento económico, pero que hoy está pasando la cuenta. No se trata sólo de que un bajo crecimiento poblacional reduzca el PIB de tendencia, sino también del efecto fiscal que esto genera. El Partido Comunista chino enfrenta el complejo desafío de mantener la estabilidad política y económica con un crecimiento que tiende a la baja y con serias presiones de gasto fiscal. No es fácil la tarea.