El foco donde se necesita: los más vulnerables
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Sería difícil no celebrar lo anterior como una buena noticia. Es cierto que millones de seres humanos están dejando atrás la pobreza a un ritmo sin precedentes en la historia, siendo la economía China el principal motor de ese progreso. Pero por mucho que haga sentido ver el vaso medio lleno de esta ecuación, lo cierto es que el vaso medio vacío debe seguir interpelando a las conciencia y, desde luego, a las políticas públicas.
El panorama para Chile no deja de ser algo paradójico. Hace pocos días, este diario destacaba positivamente el hecho de que ocupamos el primer lugar de América Latina en el Índice de Desarrollo Humano del PNUD (44 entre 189 países), reflejo de 27 años de avance sostenido “sobre la base de una combinación equilibrada de crecimiento económico y políticas públicas”.
Sin embargo, otros hechos igualmente contundentes ponen en perspectiva la distancia que aún separa a Chile de la meta de ser una sociedad desarrollada. Por un lado, la encuesta Casen 2017 reveló que más de tres millones y medio de personas entran en la categoría de “pobreza multidimensional”. Por otro, según la última Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE, dos tercios de los trabajadores tiene un ingreso cercano a dos sueldos mínimos o menos.
Datos como ésos ratifican el buen sentido de iniciativas como el Mapa de la Vulnerabilidad que ha propuesto el Ministerio de Desarrollo Social (MDS), una muy postergada actualización del catastro de los grupos más vulnerables. Pero el foco en la pobreza requiere de más esfuerzos que ése, del Estado y la sociedad civil, para que una “sociedad de clase media” sea una meta alcanzable.