Involucrar a los privados es el enfoque correcto
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La definición de estas dieciséis mesas de trabajo es un primer paso que parece acertado, ya que la solución de cada problema específico requiere soluciones distintas. En ese sentido, llama la atención que una de las críticas que empieza a surgir sobre esta política es que se estaría involucrando demasiado al sector privado en la solución, cuando esto debería ser rol exclusivo de las políticas públicas.
Esta afirmación no parece razonable, especialmente considerando que las vías principales de superación de la pobreza son el trabajo y la inversión en capital humano, tareas en las cuales el sector privado es el motor principal. Pero aquí hay más que eso, ya que en este nuevo enfoque la colaboración proviene de empresarios, académicos y sociedad civil que, en base a su experiencia, contribuirán a la búsqueda de soluciones efectivas a problemas concretos. Evidentemente, los recursos fiscales y el aporte de los servidores públicos seguirán cumpliendo un rol central, que en este caso ha asumido en lo fundamental el Ministerio del Desarrollo.
Es en este último punto en que se deben buscar los necesarios resguardos para que los diseños de política conversen con los programas sociales y servicios públicos ya existentes, de tal forma de asegurar un uso eficiente y eficaz de los recursos, que sabemos escasos. Esta tarea no es fácil, y forma parte de la necesaria reforma del Estado. Más allá de conceptos de carácter ideológico sobre el rol de la sociedad civil en la solución de los problemas sociales, es lo anterior lo que parece el desafío más complejo.