Un mejor acuerdo con el #1 en la región
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Un aspecto particularmente llamativo, y relevante, del modernizado acuerdo es hasta qué punto refleja la conciencia, tanto en Chile como en Brasil, de que las relaciones comerciales deben adecuarse a los profundos cambios de la economía digital. La eliminación del roaming internacional dentro de dos años lo sintetiza bien, ya que esa sola medida tendrá un impacto positivo a nivel de turismo, comercio, emprendimiento y otros. De hecho, un objetivo explícito es impulsar el e-commerce, facilitando el intercambio de productos y servicios digitales entre ambos países, y se incluyen nuevos capítulos sobre tecnología y ciberseguridad.
La actualización del tratado a las realidades del siglo XXI contempla otros aspectos, además de los tecnológicos. Que la pensión de los chilenos que jubilan en Brasil y regresan al país deje de ser penalizada en un 25% es hacerse cargo de otra de las facetas de la globalización, por ejemplo, y de alguna manera también lo es abrir la posibilidad de que proveedores chilenos puedan participar en licitaciones del Estado brasileño en iguales condiciones que las empresas locales.
Si bien el tratado se modernizó en las postrimerías del actual gobierno en Brasilia, todo indica que el que asumirá en enero mantendrá este enfoque de la relación comercial e incluso lo profundizará. Ambos países salen ganando.