El modelo de negocios que “salvó” a la Filarmónica de Chile
En alianza con los privados, grandes productoras la han contratado para musicalizar espectáculos lo que le ha permitido seguir proyectándose.
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Los conciertos en Chile de Jonas Kaufmann –hoy el mejor tenor del mundo- y Raphael Sinfónico comparten no solo el rotundo éxito alcanzado. Fue la Orquesta Filarmónica de Chile la que musicalizó ambas presentaciones que terminaron convirtiéndose en hitos en la trayectoria de esta agrupación musical que tiene más de 60 años de vida.
Pese a no contar con subvenciones estatales ni pertenecer ya al Teatro Municipal (donde hoy funciona la Orquesta Filarmónica de Santiago), ha logrado ligarse a eventos de renombre mundial y difundir la música clásica en sus más amplias manifestaciones –como el formato sinfónico popular cuyo arreglo musical permite que un artista como Mike Patton (Faith no More) sea acompañado por una orquesta en Mondo Canne- y a la vez ser económicamente sostenible en el tiempo gracias a un modelo de financiamiento en el cual los privados juegan un rol clave.
“Principalmente nuestros servicios han sido contratados en su mayoría por el sector privado, y por lo tanto, nos seguimos proyectando en ese ámbito”, subraya la presidente de la Corporación Cultural de la filarmónica, Claudia López, una de sus músicos estables.
Antes de 2016 la orquesta generaba mayormente recursos cuando ganaba algún proyecto Fondart y se acogía a la Ley Valdés (de donaciones). No fue fácil darse cuenta que la organización se había quedado estancada en la formación de una corporación. Necesitaba despegar, pero no había una visión empresa hasta ese momento, según relata su productor ejecutivo, Salvatore Pellizzari, quien conoció a varios de estos músicos cuando trabajó como diseñador del Teatro Municipal.
Pellizzari ya había gestionado la contratación de la Orquesta de la Universidad de Santiago para el concierto de Andrea Bocelli en 2011 y el tercero de Ennio Morricone en el país. Con esa experiencia, la productora Merci Entertaiment lo contactó para el concierto del alemán Kaufmann de 2016 y finalmente se convirtieron en la alternativa más atractiva entre otras dos, una de ellas, la Orquesta Filarmónica de Santiago.
“El formato sinfónico da para mucho y cuál es la ventaja cualitativa y cuantitativa que tenemos: es que somos independientes”, afirma Pellizzari.
Claudia, violista en la agrupación musical, coincide en que “tenemos la flexibilidad de abrirnos a este tipo de proyectos de corte popular” aunque repara que “solo si es de calidad”.