Las profesiones del futuro, ¿Ficción o realidad?
Biohackers, diseñadores de hábitat virtuales o abogados de ética tecnológica son las próximas demandas del mercado. Pero, ¿quién los prepara?
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La Inteligencia Artificial (IA), la Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés) y el Big Data, están revolucionando la forma en que se relacionan las personas, lo que comienza a permear las fronteras del mundo laboral. No hablamos del fin de las profesiones tradicionales, -como ocurrió con la era post industrial- sino de qué forma hoy comienzan a perfilarse nuevas ocupaciones que tienen en común la convergencia de varias disciplinas en la formación de una persona.
El estudio “Future Proof Yourself Tomorrow’s Jobs”, de Microsoft y la consultora The Future Laboratory, publicado en 2016, determinó 10 trabajos que serán necesarios en el futuro no muy lejano y que prometen poner en jaque a los centros de educación superior, por la composición de los conocimientos que deberán poseer los nuevos perfiles profesionales.
Ocupaciones como biohacker, diseñador de hábitat virtual, abogado de ética tecnológica o creativos de datos para IoT demandarán saberes de diversas disciplinas, cambiando totalmente la demanda de conocimientos y habilidades. Según el informe, el 65% de los universitarios de hoy aceptarán empleos que aún no existen.
Christian Sfeir, gerente de Cloud & Enterprise de Microsoft Chile comenta que los avances en Inteligencia Artificial o Internet de las Cosas requerirán profesionales de diferentes disciplinas que puedan programarlas. “Leer, descifrar e interpretar datos serán aptitudes valiosas para quienes se formen en el futuro”, asegura.
Señala que muchos de los nuevos trabajos que plantea el reporte ya son una realidad. Por ejemplo, en un acercamiento a lo que sería un diseñador de hábitat virtual, Microsoft junto a HoloLens, avanzan para implementar soluciones basadas en Realidad Virtual (RV) con las que puedan proyectar infraestructuras como carreteras y puentes.
Bárbara Silva, directora de SingularityU en Chile, de Singularity University (campus de la NASA) que nació con el propósito de mirar los desafíos del futuro, señala que si bien varios de los empleos del reporte ya existen, falta avanzar en la formación adecuada de estos perfiles. Por ello plantea que el desafío de las universidades es conectar oferta y demanda. “Se necesitan mallas flexibles, con foco en la resolución de problemas, donde los estudiantes puedan desarrollar el tipo de carrera que necesitan para ocupar un empleo. Por ejemplo, que medicina también aborde las tecnologías disponibles para que los estudiantes no lo tengan que aprender después como algo alternativo”, explica.
No obstante, advierte que en Chile “no se está hablando del tema tecnológico, ni se ha logrado una visión crítica, por ejemplo, de cómo la IA o la nanotecnología van a impactar en los empleos del futuro; esas conversaciones a nivel universitario no se están provocando”, comenta.
Los primeros pasos en chile
Desde hace un par de décadas varias universidades han apostado por la formación integral de sus alumnos con ramos genéricos obligatorios. Pero, saben que para responder a las nuevas demandas del mercado laboral no es suficiente y que es necesario avanzar en ofrecer mallas flexibles, en que los estudiantes puedan ir incorporando asignaturas de otras carreras.
Eduardo Arriagada, decano de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica (UC), comenta que el foco de la universidad es implementar un currículum lo más flexible posible. Adelanta que están evaluando dar semestres comunes a estudiantes de Derecho y Periodismo, para compartir competencias entre carreras.
En la Universidad Adolfo Ibáñez, en tanto, la carrera de Diseño está usando intensivamente la robótica, creando prototipos en el DesingLab. Un ejemplo, es un proyecto que une construcción y ciencia e incorpora células a las infraestructuras de concreto de manera que si se rompen por un terremoto, puedan regenerarse.
1.Diseñador de hábitat virtual
Conocimientos: arquitectura, diseño digital y psicología. A 2026 millones de personas trabajarán en entornos de realidad virtual, lo que requerirá de profesionales que los recreen. También podrán reconstruir sitios con restricciones de visitas para hacer tour virtuales. No sería descabellado pensar que en el futuro las personas sólo accederán a Machu Picchu o Venecia, virtualmente.
2. Abogado de ética tecnológica
Conocimientos: legales y regulatorios, habilidades de enseñanza y comunicación. Los avances en inteligencia artificial demandarán los servicios de un intermediario entre la humanidad y los robots. Será el encargado de negociar la delicada relación ética con las máquinas, estableciendo reglas éticas y morales bajo las cuales operen, de manera que "ninguna de nuestras pesadillas de dominación se haga realidad", señala Sathya Nadella, CEO Microsoft, consigna el documento. Además, deberá enseñar a los robots las "sutilezas" del lenguaje cotidiano.